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Lo imagino junto al teléfono de su habitación esperando mi llamada. Lo imagino dando vueltas en la cama sin poder dormir. Él puede escuchar mi corazón en el latido suave dentro de su pecho, y por más que trate de callarlo algo sigue aturdiendo a mi corazón. En cada lugar deseo verlo, encontrarlo; y cuando menos lo espero se presenta, sin pensar.
¡Qué difícil es aceptar que el alma te guíe!
¡No hay amor más grande que el amor en secreto!
Temiendo mirarlo a los ojos para que no descubra lo que real-mente ellos quieren decir.
Sé que es muy difícil olvidar. El paso del tiempo arrasa las hojas secas de aquella vieja y olvidada plaza. La lluvia borra toda huella del pasado en mi alma. Me veo desvanecerme como la luz en medio de una cruel tormenta nocturna. El invierno se acerca lentamente y convierte en hielo mi esencia. No hay lugares donde correr; el olvido te castiga y te atrapa en sus encadenadas palabras. Todo se torna neblina, como la página perdida de un libro que el viento lleva hasta los rincones ocultos de la vida.
Pero en la calma, después de la tempestad, a mi alrededor descubro su sonrisa en el aroma de su perfume. Parece que el abismo está mas cerca de lo que se ve. Lágrimas que caen. No sé. ¿por qué?
Quizá mi alma esté condenada. El pulso se agita cada vez que él llama. En las calles solitarias, en mis sueños, guardo su nombre en silencio. Se cierra la puerta y espero detrás. Conozco su llamada y sus pasos.
Sé que la brisa de la noche encierra un misterio que trata de asustarme sin piedad. Te sentís solo en medio de un desierto, ése que está en tu pecho.
Es guerra que siempre buscaste y nunca ninguno ganará.