Escondido el sol dentro de un cajón, apagué la luz y no quise ver más.
Malgasté al sufrir, lunas sin dormir, agoté el rencor y me puse a escribir.
Y no queda tinta ya y el papel sigue en blanco, ¿hasta cuándo?, ¿hasta cuándo?
Me quedé sin voz para no ser yo y me equivoqué: el secreto está en dos.
Al recuperar toda mi maldad se me escapó el silencio al hablar.
Y no quedan ganas ya y mi vida está en blanco ¿hasta cuándo?, ¿hasta cuándo...?
Hasta que no me des la razón y arranque el dolor de mi ser.
Hoy, lo que ves, es la mitad de lo que fui ayer.
Me ha venido bien colgar el cartel de no molestar y encerrarme algún tiempo.
La necesidad de saber quien soy.
Todo lo demás se me está haciendo eterno.
Y no queda sitio ya y no encuentran mi espacio.
¿Hasta cuándo?, ¿hasta cuándo...?
Hasta que no me des la razón y arranque el dolor de mi ser.
Hoy, lo que ves, es la mitad de lo que fui ayer. (BIS)
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