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José de Molina Texto tierra y libertad
¡TIERRA Y LIBERTAD!, El mismo grito, el mismo anhelo. Setenta y cinco años después, otra generación de campesinos mexicanos estremece al mundo con una exigencia tan sencilla pero tan profunda como el origen, principio y fin de la vida.

¡Tierra y libertad!

¿Cuál fue la respuesta? Todos los pseudointelectuales orgánicos, al servicio de los más oscuros intereses del país, se lanzaron furiosos, dándole vueltas a sus textos con el Gobierno, garabateando ridículos perfiles disquesociológicos sobre el movimiento chiapaneco. Textos, que en opinión de muchos, les fueron dictados por sus patrones desde Washington, Wall Street y la Bolsa Mexicana de valores.

Oigamos:
"Han de ser extranjeros que buscan dar una imagen de México".
"La Iglesia claro, la Teología de la Liberación, enveneno sus corazones".
"Las causas son justas, pero no se justifica la lucha armada".

Supongo que debieron esperar otros quinientos años, según este falso criterio. Y por su parte los izquierdistas de derechas mugían:

"Debieron esperar".
"No es el momento".
"Las condiciones aún no están dadas".
"La violencia sólo traerá más violencia".

Voces y voces, algunas sinceras, pero la mayoría oportunistas:
"Queremos la paz"...

grandes marchas, grandes mítines...

"queremos la paz"...

Vaya, la primera vez que el pueblo lleva la iniciativa y ya lo quieren mediatizar.

"Queremos la paz",

¿Los partidos políticos quieren la paz?, ¿Los banqueros quieren la paz?, ¿La Bolsa de valores quiere la paz?, ¿El imperialismo y sus transnacionales quiere la paz?

Todos los medios de comunicación, encabezados por Televisa quieren la paz... ¡Pero la paz de los sepulcros!

¿Por qué, me pregunto, no se llevarían a cabo estas campañas cuando el Ejército guerreaba contra el pueblo desarmado? Cuando masacraban en Sintalapa, Bochil y Guolonchán, Riomuerto, Sonoro, Las Guaztecas... amén del genocidio perpetrado a lo largo y ancho del país.

O cuando asesinaron por la espalda a activistas de la estatura moral de Orfa Borges, Tuparo Amaro, Norma Corona o Arturo Albores, para sólo mencionar unos cuantos ejemplos. Crímenes jamás aclarados, por lo demás.

Ahora los hipócritas quieren la paz. Porque con esa paz pueden lucrar y sacar ganancias económicas y políticas. "Y acopian cobijitas y comiditas para los pobres inditos", con un sentimiento de culpa inocultable, y dándose falsos golpes de pecho.

No, señores. Lo que necesita el pueblo de México son armas, ya ellos se encargarán de conseguir lo demás.

Es fácil ir pregonando paz, amor y dignidad
sentado cómodamente en un café de la ciudad.
Los discursos esos son palabras y nada más,
yo conozco camaleones que no se cansan de hablar.