Sentado frente a su vaso de tinto
mirada añeja
acostumbrada a la sombra del bar.
Cigarro armado, escudo desangrado.
Y silba algo?
Un ángel feo sentado a su lado
no dice nada, y no vuela más.
El cenicero se siente desbordado
por tanto silencio
y por los alaridos tan crudos, mudos
de la soledad.
Él tuvo años con días felices, y tuvo un sueño
y tuvo un amor.
Supo mirar a la vida de frente
pero como un viento la vida pasó
la vida pasó.
Da una pitada con fuerza, con bronca
y el humo es río
pero se pierde en la sombra, que es mar.
Sentado frente a su vaso vacío
mirada añeja
acostumbrada a la bruma del bar.
(Y el ángel se levanta y busca un trago
pa` matar el sabor amargo
que deja la soledad.
Y el viejo sigue sentado en esa mesa
esa mesa que es su isla
una isla en el bar.)
Fabián Sauri.
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