Los cuatro muros se acercan agudamente, buscando apresurar algo que no se puede evitar. Abrir los ojos y en plena oscuridad las lágrimas saltarán, ya no hay más que rezar.
Más no me arrepiento sólo buscaba el saber, y no me arrepiento, el precio es perecer, mazmorras malolientes testigos de la injusticia, del miedo de un sistema que sirve a la bestia, es el inquisidor inicuo, cerdo, ignorante, un falso profeta, su placer es sólo matarte.
Los negros verdugos me conducen a la hoguera, donde arderá mi cuerpo, donde arderá todo mi ser. Y el pueblo ciego engañado con vileza, celebra paganamente, con majestuosa fiesta.
Más no me arrepiento sólo buscaba el saber, y no me arrepiento, el precio es perecer, mazmorras malolientes testigos de la injusticia, del miedo de un sistema que sirve a la bestia, es el inquisidor inicuo, cerdo, ignorante, un falso profeta, su placer es sólo matarte.
Yo te condeno al fuego eterno por brujo y hereje. Amén.
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