(Hebreos 10:7, 9)
1. El infinito universo lo hiciste tú, Jehová. Son tuyos cielos, tierra y mar, y cuanto en ellos hay. Nos diste vida y aliento, tu mano nos formó, por eso mereces recibir servicio y adoración.
2. El día de su bautismo, Jesús así te oró: ?Aquí me tienes para hacer tu voluntad, oh Dios?. Después salió de las aguas ungido como Rey, resuelto a cumplir la comisión de dar a saber tu ley.
3. Te entrego mi vida entera, te pertenece a ti. Servirte es mi mayor placer, no vivo para mí. La sangre de tu Hijo, Cristo, compró mi salvación. Si vivo o si muero, es para ti, mi Gran Dueño y Señor.
(Véanse también Mat. 16:24; Mar. 8:34; Luc. 9:23.)
|