Uno no sabe lo que pasa, qué luna cambió, que se introdujo en casa y te atrapó.
Uno se apaga de repente, sin saber porqué, enfermo de algo inexistente que va oprimiéndote.
La tarde pasa tan despacio, y hay tanto espacio en un rincón, que uno quisiera correr de un tirón, huir hasta el portal, y ya no hay solución.
Es algo más que pesadumbre, es más soledad, que arrastra la costumbre por dónde va.
Ese silencio impertinente que insiste en hablar, y no hay amor y no hay ausente que lo pueda calmar.
Es esa vida sin sentido, o aquel amor que embarrancó. O simplemente que has vuelto a saber del hombre que partió y no pudiste ser.
Uno se agarra a cualquier cosa, por no reventar, y acaba por hallar la mas airosa.
Buscando amores más cercanos por la habitación, abandonándose a sus manos y a la imaginación.
La soledad da tanto miedo y hay tantos miedos que aliviar, pero no cede, de nada sirvió, se irá como llegó, se irá sin avisar.
|