El águila de afuera la hiere con sus garras y Salta es más guitarra con conciencia nacional.
Por eso en mi provincia encuentra el peregrino la casa del sonido y el retiro espiritual.
Los grillos malvoneros festejan en las farras y afinan las cigarras su violín en carnaval.
Mi Salta tiene el canto de un pueblo enamorado y un poncho colorado que le da su identidad.
Mi Salta es la memoria de viejos trovadores y en los nuevos cantores sigue viva la canción.
Santuario de poetas acústica del trino y tierra de los vinos que se dan de corazón.
El Valle sabe a incienso los días del milagro y el Cerro San Bernardo es un Cristo Redentor.
Mi Salta desde el norte con aire de baguala espera la llegada del que busca lo mejor.
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