Bajo el puñal del invierno murió en los campos la tarde. Con su tambor de desvelos salió la luna a rezarle.
Rezos en la noche blanca tañen las arpas del aire, mientras le nacen violines a los álamos del valle.
Se emponchan de grises nieblas los verdes cañaverales y caminan los caminos con su escolta de azahares.
Zamba de la luna llena baila la noche en las calles con su pañuelo de esquinas y su ademán de saudades.
La noche llena de arpegios, la copa de los nogales; el tamboril de la luna cuelga su copla en el aire.
Mi corazón bate palmas con las manos de mi sangre mientras cansada, la luna, se duerme sobre los valles...
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