Sólo le pido a Dios que el dolor no me sea indiferente que la reseca muerte no me encuentre vacío y sólo sin haber hecho lo suficiente.
Sólo le pido a Dios que lo injusto no me sea indiferente que no me abofeteen la otra mejilla después de que una garra me arañó a esta suerte.
Sólo le pido a Dios que lo injusto no me sea indiferente si un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente.
Sólo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente es un monstruo grande y pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente.
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