Nunca supo atarle, los cordones a la vida; ni desabrocharle, los botones a la puta la vecina.
No quería a la vida, porque la vida a él no le quería; Y cosiendo su alma rota, la fue dando por perdida.
Como dijo el rey, Sabina: Su corazón en fa sostenido por alambre, Su protector factor siete contra la hipocresía; De esa gente sin alma, que pierde la calma, con la cocaína.
Como dijo el rey, Sabina: y en la soledad, de tenerte cerca o lejos que más me da; Yo quise reír sin querer, me pusé llorar.
Nunca supo ver él, una rosa en las espinas y para dormir; atracaba la farmacia de la esquina.
No sabía de penas, porque una pena era en sí su vida; Y encontró en un paso cebra, la mujer que fue su ruina.
Como dijo el rey, Sabina: Su corazón en fa sostenido por alambre, Su protector factor siete contra la hipocresía; De esa gente sin alma, que pierde la calma, con la cocaína.
Como dijo el rey, Sabina: y en la soledad, de tenerte cerca o lejos que más me da; Yo quise reír sin querer, me pusé llorar.
Su corazón en fa sostenido por alambre, Su protector factor siete contra la hipocresía; De esa gente sin alma, que pierde la calma, con la cocaína.
Como dijo el rey, Sabina: y en la soledad, de tenerte cerca o lejos que más me da; Yo quise reír sin querer, me pusé llorar.
y en la soledad, de tenerte cerca o lejos que más me da; Yo quise reír sin querer, me pusé llorar.
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