Tengo un innato mecanismo de defensa, ausente de transparencia que se ve acorralado por un sistema de violencia donde entre líneas salta la insuficiencia de igualdad. Y subraya con sangre esa cancerígena dependencia de tener que transitar con sudor al realidad que se nos hace totalmente ajena... lejana... distante.
Y así seguimos adelante, caminando indiferentes con los ojos vacíos, el cerebro derretido, y la débil sospecha de que hace tiempo nos consumen impunes la esencia, la inocencia, la dignidad y la posilibilidad de abrazar la coherencia con plena conciencia.
Dejando atrás la agonía de tener que camuflarse en estereotipos coleccionables para soportar la tormenta de información distorsionada y publicidad saturada de mentiras implacables que no aplacan ni el dolor ni la rabia de sentirnos bombardeados por el Glamour y la Violencia.
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