Una puerta, una escalera, un efecto domino, una espera que es veneno y asesina al ansioso.
De reojo veo pasando vacío al 132, si el cuerpo sigue aguantando subiré escalón por escalón.
Baldomero y Varela y el 132, en el reino del cemento no veo ninguna flor. Tomo el fruto de mi tierra para entender mejor, que las flores nacen donde muere el sol.
Una terraza y un asado, los amigos y el fogón, la discusión apasionada, se convierte en emoción.
El final siempre es un brindis por la locura que hace tiempo empezó.
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