El coyuyo con su diana va despertando tuita la selva, y el cacuy, por la mañana, huye hasta que la noche vuelva.
Y muy de madrugada, allá a lo lejos, se oye un cencerro, y es tuita una majada que va dejando su chiquero.
Mañanitas loretanas, llenas de vidas y llenas de sol, llenitas de colores, dulce y sabrosas como el mistol... llenitas de colores, dulce y sabrosas como el mistol.
Al ruido de las ushutas del monte vienen dos paisanitas, balanceando las caderas y entonando unas vidalitas.
Y también las lechiguanas han despertado en el verde tunal, y el canto de las hachas hace estremecer el quebrachal.
Mañanitas loretanas, llenas de vidas y llenas de sol, llenitas de colores, dulce y sabrosas como el mistol... llenitas de colores, dulce y sabrosas como el mistol.
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