Crece y se reproduce como las manchas de humedad
Justo en el techo, sobre la esquina
nadie percibe que está ahí.
Charla con los sentidos,
mis intenciones, y mi moral.
Y es cuando caigo en su letargo
es que me doy cuenta, en apariencia.
Vamos ya, dejemos de pisar el juego.
Ahí estan, lo que creí no era tan cierto.
No doy fe, tu intención se abrió en mi gesto.
El verdín provocó otro raspón.
Pierdo el tiempo y me entrego,
nada productivo para hacer,
que la angustia se abra en mi.
Entre lo que puedo, quiero entender
ahí estoy,
siempre midiendo el riesgo
para sentir y decidir.
Vamos ya, dejemos de pisar el juego.
Ahi están, lo que creí no era tan cierto.
No doy fé, tu intención se abrió en mi gesto
Podría lastimarme, pregunte, podría ser así
Sobre el musgo me eché a dormir.
El estruendo de una ola
es romper con el último sonido escuchado.
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