Donde está la tristeza siempre hay un poco de felicidad (2) y donde está la felicidad siempre hay algo de tristeza.
Es que seguro se han de amar la alegría y la tristeza. Sus diferencias las hacen amarse. No habría alegría sin tristeza.
Después de cien años de lluvia, una mañana vio salir el sol. Creció la esperanza y luego se secó, pues debe haber cien años de sol donde hubo cien años de lluvia.
Debe haber cien años de calor donde hubo cien años de frío y aunque hiciera calor haría un aire de tristeza.
Y en esa dulce tristeza vivo yo. Esos circulitos que dan vueltas. Todo lo que vemos ya pasó. Todo siempre sigue dando vueltas.
Donde está el infinito, nunca va a haber nada que ver (2) porque donde está el infinito no habrá nunca, nunca, nada.
Parece difícil de entender, pero si se lo explicara tal vez podría enloquecer o tal vez se le antojara mirar este atardecer.
El maestro ante su cara y toda la belleza que soñó, esos circulitos que dan vueltas. Todo lo que vemos ya pasó y todo siempre sigue dando vueltas.
Toda la belleza que soñó, esos circulitos que dan vueltas.
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