Traducción de la letra Sobre La Cueda Floja de Juan Carlos Baglietto

Idioma Origen:

Siempre al borde de los que viven
nunca tuvo un hijo, nunca una mujer
se pasaba el día en la oficina
llevando papeles, sirviendo café
su refugio una pension muy vieja,
llena de fantasmas y restos de pan
su amigo un gato que habló con él.

Nunca nadie le ofreció motivos
como para estar, como para hablar
nunca nadie le ofreció su casa
para que no pase solo Navidad
el invierno que pegaba fuerte
lo encontraba a veces en la seccional
"el vino es casi como el amor" decía
de a pedazos, de a pedazos cae quieto.

Casi siempre a las seis menos cuarto
cuando el sol despierta en el andén
levantaba su cuerpo chiquito
se afeitaba y contaba hasta cien
como para recordar que estaba
tan despierto como vos y yo
con todas esas ganas de andar.

Una noche en un bar de esos tantos
se bebió hasta el último rincón
decidió que su piél era carne
y su alma tán solo un motor
y se gastó de golpe en una copa
y se hastió del pan y la pensión
quizás la muerte sea mejor.

Se subió al primer taxi
con la impotencia en quiebra
la última noche que estaré conmigo
será una gran fiesta, dijo,
plena de estrellas.

Se levantó temprano
desayuno en silencio
miró el reloj que lo observaba tenso
y en la cuerda floja, volvió a pensarlo.

Afiló la navaja
héroe cobarde al menos
cerró los ojos, no dudó un instante
y apretó la carne sangró su pecho.
Idioma Destino:

Siempre al borde de los que viven
nunca tuvo un hijo, nunca una mujer
se pasaba el día en la oficina
llevando papeles, sirviendo café
su refugio una pension muy vieja,
llena de fantasmas y restos de pan
su amigo un gato que habló con él.

Nunca nadie le ofreció motivos
como para estar, como para hablar
nunca nadie le ofreció su casa
para que no pase solo Navidad
el invierno que pegaba fuerte
lo encontraba a veces en la seccional
"el vino es casi como el amor" decía
de a pedazos, de a pedazos cae quieto.

Casi siempre a las seis menos cuarto
cuando el sol despierta en el andén
levantaba su cuerpo chiquito
se afeitaba y contaba hasta cien
como para recordar que estaba
tan despierto como vos y yo
con todas esas ganas de andar.

Una noche en un bar de esos tantos
se bebió hasta el último rincón
decidió que su piél era carne
y su alma tán solo un motor
y se gastó de golpe en una copa
y se hastió del pan y la pensión
quizás la muerte sea mejor.

Se subió al primer taxi
con la impotencia en quiebra
la última noche que estaré conmigo
será una gran fiesta, dijo,
plena de estrellas.

Se levantó temprano
desayuno en silencio
miró el reloj que lo observaba tenso
y en la cuerda floja, volvió a pensarlo.

Afiló la navaja
héroe cobarde al menos
cerró los ojos, no dudó un instante
y apretó la carne sangró su pecho.