Letra de canción descargada de: https://www.albumcancionyletra.com ------------------------------------------ Carlos Gardel - La Hija De Japonesita ------------------------------------------ La borrachera del tango - La brisa - La cabeza del italiano - La canción de Buenos Aires - La canción del ukelele - La cartita - La casita está triste - La catedrática - La cautiva - La chacarera - La china fiera - La choyana - La cieguita - La copa del olvido - La cordobesa - La criolla - La cumparsita (Si supieras) - La cuyanita - La cuyanita - La divina dama - La enmascarada - La entrerriana - La garçonnière - La gayola - La gloria del Aguila - La he visto con otro - La hija de japonesita - La huella - La madrugada - La maleva - La mañanita - La mariposa - La mariposa - La mascotita - La mentirosa - La milonga - La mina del Ford - La muchacha (La muchacha del arrabal) - La muchacha del circo - La novia ausente - La pastelera - La pastora - La pena del payador - La percanta está triste - La provinciana - La pueblerita - La reina del tango - La reja - La salteñita - La Sulamita - La tacuarita - La tristeza del bulín - La tropilla - La tupungatina - La última copa - La última ronda - La uruguayita Lucía - La violeta - La violetera - La Virgen del Perdón - La Vuelta de Rocha - La yegüecita - Langosta - Largue a esa mujica - Las campanas - Las flores de tu balcón - Las madreselvas - Lechuza - ¡Leguisamo solo! - Lejana tierra mía - Linda provincianita - Llegué a ladrón por amarte - Llévame carretero - Llora corazón - Llora hermano - Lloró como una mujer - Lo han visto con otra - Lo que fui - Lo que fuiste - Lobo de mar (Mar bravío) - Loca - Los indios - Los ojazos de mi negra - Los ojos de mi moza - Los rosales se han secao -------------------------------------------------------------------------------- La borrachera del tango E. P. Maroni y A. R. Avilés La milonga te ha mareado con sus locas tentaciones, tu moral ha claudicado entre champán e ilusiones. De aquel hombre que antes fuiste ni la huella queda ya, sos un joven, y estas viejo, sos una hoja que se va. Tu suave mano sedosa y blanca jamás luchando se encalleció, ni ha sido nunca la mano franca del hombre pobre que trabajo. Y cuantas veces tu alma de hinojos ira a la madre que te adoro, perdón!...temblando dirán tus ojos por la amargura que ella lloro. Muchos andan por la vida, como vos en este ambiente sos una barca perdida llevada por la corriente Y si un día arrepentido queres pensar en tu ayer la barca loca se ha hundido y es imposible volver. Deja esa vida, no seas cobarde, cambia de vida, se mas varón la borrachera del tango brujo, se te ha metido en el corazón. Tal vez mañana cuando estés triste, sientas nostalgias del viejo hogar y cuando sepas que ya no existe con cuantas penas vas a llorar. La brisa J. A. Caruso y F. Canaro Era una tarde, corría una brisa muy cálida y suave por la rosaleda. Cerca del lago, leyendo poesías estabas oculta entre la arboleda. Turbé el silencio con mis pisadas, hubo un suspiro y dos miradas. Era una tarde, corría una brisa muy cálida y suave por el rosedal. Y nos volvimos a ver en aquel mismo lugar y grabado en un rosal queda un nombre de mujer como un recuerdo imborrable de horas vividas y de ilusión. Mientras, la tarde moría y el sol nos enviaba su beso de amor. Y así una triste tarde, al banco lo avizoro, estabas tú sentada siempre esperándome, he vuelto muchas veces teniendo la esperanza de ver si te veía más nunca te encontré. Que lindo hubiera sido vivir nuestros amores vivirlos y el precurso hacer de aquel lugar. Hoy yo, pa' que le cante solo queda el recuerdo de un amor muerto, de nuestro rosedal. Allá en el banco que en el misterio de la rosaleda mi alma de frío y de amor se estremece. Hay un recuerdo en esa calma por eso sufre tanto mi alma Allá en el banco que nos conocimos voy todas las tardes en el rosedal. Y nos volvimos a ver en aquel mismo lugar y grabado en un rosal está un nombre de mujer como un recuerdo imborrable de horas vividas, de ilusión. Mientras, la tarde moría y el sol nos enviaba un beso de amor Y así una triste tarde al banco lo avizoro estabas tú sentada siempre esperándome, he vuelto muchas veces teniendo la esperanza de ver si te veía, más, nunca te encontré. La cabeza del italiano F. Bastardi y A. Scatasso Muchachos a reír, muchachos a gozar, que yo quiero cantar la dicha de vivir. Aquí junto a mi amor que yo no venero, me río de dolor del mundo entero. Así juntito a mí, como lo manda Dios, vos mi Rodolfo sos y yo tu Mimí. Y mi alma infantil que es toda tuya, alegra tu bulín estudiantil. Acordate que a veces la mar de veces, con un cacho de pan y diez de queso... tenias que estudiar y eran mis besos que hacían completar nuestro sostén. Y acordate esa vez que me trajiste envuelta en un papel y muy ufano, la cabeza frappe del italiano que un tiro se pego en el almacén. Muchachos a reír, muchachos a gozar, que yo quiero cantar la dicha de vivir. Aquí junto a mi amor que yo no venero, me río de dolor del mundo entero. La canción de Buenos Aires F. Bastardi y A. Scatasso Buenos Aires, cuando lejos me vi sólo hallaba consuelo en las notas de un tango dulzón que lloraba el bandoneón. Buenos Aires, suspirando por ti bajo el sol de otro cielo, cuánto lloró mi corazón escuchando tu nostálgica canción. Canción maleva, canción de Buenos Aires, hay algo en tus entrañas que vive y que perdura. Canción maleva, lamento de amargura, sonrisa de esperanza, sollozo de pasión. Ese es el tango canción de Buenos Aires, nacido en el suburbio que hoy reina en todo el mundo. Este es el tango que llevo muy profundo clavado en lo más hondo del criollo corazón. Buenos Aires donde el tango nació, tierra mía querida. Yo quisiera poderte ofrendar todo el alma en mi cantar y le pido a mi destino el favor de que al fin de mi vida oiga el llorar del bandoneón entonando tu nostálgica canción. La canción del ukelele A. Avilés y C. Dober Yo te oí tocar el ukelele . Y en tus blancas manos de marfil, parecía que tuviera un alma y que pudiera llorar y reír. Como lloran los que tienen penas y en silencio las deben sufrir. Y oyes en el ukelele una canción triste de dolor; es mi corazón que en ella adora y que sufre por la pena de un amor. Vuelve hacia mi tus ojos y que pueda tus labios besar, mientras se oye muy lejos y suave una canción triste que llora al pasar. Muchas veces parece que el viento hacia mis oídos él me trae las dulces voces del instrumento, que en sus blancas manos conocí. Y mi corazón palpita ansiosa desde aquella tarde que te oí y oye en el ukelele una canción triste de dolor es mi corazón que en ella adora y que sufre por la pena del amor Vuelve hacia mi tus ojos y que pueda tus labios besar, mientras que oye muy lejos y suave una canción triste que llora al pasar. La cartita G. Coria Peñalosa y J. de Dios Filiberto La cartita que humilde te escribo tus horas felices no quiere turbar, sólo quiere contarte mi angustia, mis hondas nostalgias, mi triste penar... Tú no sabes las horas amargas que por tu abandono pasando estoy, mi cartita te dice que sufro, que tu mártir sólo soy. Mi cartita tal vez te recuerde las dulces ternuras de nuestro ayer, mi cartita tal vez te reproche por qué has muerto mi querer... con mi humilde cartita te paso ceñidas y envueltas en negro crespón, tu retrato, tus risas, tus cartas, y junto con toda mi muerta ilusión. Si tú supieras como está de triste, desde que te fuiste, mi corazón, y así me pagas lo que te he querido, dándome al olvido sin compasión. Tú no sabes las horas amargas que por tu abandono pasando estoy, mi cartita te dice que sufro, que tu mártir sólo soy. Mi cartita tal vez te recuerde las dulces ternuras de nuestro ayer, mi cartita tal vez te reproche por qué has muerto mi querer... Al cerrar esta triste cartita, corriendo a mi lado mi madre llegó, Y aunque quise ocultarle mi pena, yo sé que mi madre llorando me vio. La casita está triste J. De Grandis y L. Bernstein Los chicos no juegan, la casa está triste, la gente camina en puntas de pie. El alma de ella en todo subsiste, el alma tan buena de la que se fue. Sollozos furtivos, suspiros y quejas se oyen muy suaves cual leve rumor de los que han quedado. Se postran las viejas y elevan plegarias a Nuestro Señor. Un hombre murmura: ¡Qué mala es la vida! ¡Tan buena, tan bella, por todos querida, dejar en tristezas sumido a su hogar!. La gente la extraña -¡si era tan buena!-, con todos charlaba, con todos se dio; por eso en su muerte se ve tan serena, ¿será que su almita al cielo voló? Despunta la aurora y mecen las brisas, las plantas, las flores que tanto cuidó, y añoran sus riegos, sus dulces sonrisas y tiernos cuidados que en vida les dio. Se asoma un nenito, rosado, sonriente; pregunta a su padre: ¿Mamá dónde está?. Y al ver el cadáver, le dice doliente: ¡Papito, yo quiero dormir con mamá!. La catedrática F. Martino Aunque hay mucha mishiadura yo manyo un gran movimiento hay que ver en las carreras, el afano y las palmeras, el afano y las palmeras y de donde sale el vento. Con catedráticos de ojo, que abundan como la yapa con el programa en la mano, a todo pobre cristiano, a todo pobre cristiano, le dicen, tengo una papa. Es ir a cobrar la plata, le juro por mi salud, es llenarse hasta las botas porque es una refijota, porque es una refijota, que la traigo del stud. Juéguele fuerte señor, mire que es una papusa, mire que es una papusa, y con el mayor descaro lo hacen entrar por el aro, lo hacen entrar por el aro Dios te libre, que carpusa. El mismo jockey me dijo, andá sin miedo a jugar, que se las voy a dar seca y Mingo es la gran muñeca y Mingo es la gran muñeca, hay que creer o reventar. Con Domingo Torterolo, soy camarada y demás, soy camarada y demás y si al fin se la pilla, lo arrastra a la ventanilla, lo arrastra a la ventanilla, hecho el juego, no va más. Largaron, venimos bien, ahora verán que papita y aunque sea una macana, y en el que el caballo afana, y en el que el caballo afana, y el pato se armó de guita. Y al largarse la carrera, el caballo viene mal, el caballo viene mal, el rana sale piantando, y el gil se queda esperando, y el gil se queda esperando, la atropellada final. La cautiva P. Numa Córdoba y C. V. Geroni Flores Yo sé que te tienen cautiva y que no te puedo ahora yo librar. Pero sé llegará algún día y a tu prisión mi amor he de escalar. Porque mi alma se apena al ver que sufres de ansiada libertad, y entonces verás, mi cautiva todo lo que puede el que ama de verdad. Ya verás la luz del sol ¿Y una gran día su primor? pues anhelo con porfía verte alegre como el día y bella como una flor. Yo te quiero con amor, para mi sos mi dulce bien. De la guarida del que extraño te ve brillar con fuerza y con tesón. Serás de mi dulce albedrío la dueña más pura de mi corazón, la flor de mi alma inquieta ofrendaré con santa devoción verás como a tu fiel regazo mi mente agreste reprime su furor, quiero ser contigo bueno para que no olvides nunca tu cantor. Siempre te adoro con pasión, mi bien; por que sos hogar, mi fe y mi amor de verdad. Linda como blanca flor de azahar y te amaré con ansia y con pasión, mi bien porque sos mi ilusión. Yo sé que te tienen cautiva y que no te puedo ahora yo librar. Pero sé que algún día y a tu prisión mi amor he de escalar. Porque mi alma se apena al ver que sufres de ansiada libertad, y entonces verás, mi cautiva todo lo que puede el que ama de verdad. La chacarera J. Maglio y J. Caruso Chacarera, chacarera, chacarera buena moza, siempre pasas por el agua pero nadie se te moja. Chacarera, chacarera, no me hagas más sufrir, todos duermen en tu cama yo también quiero dormir. La Chacarera, la chacarera, la chacarera tiene una cosa que ella guarda con gran cuidado, porque es chiquita y muy sabrosa. La chacarera tan linda y graciosa que viene y que pasa, me mira y se va, la chacarera de linda boquita que yo se la pido y no me la da. La chacarera se va siempre sutil, siempre gentil y simpática, la chacarera ya va como una flor, llena de amor, Enigmática. La pobre chacarerita no se sabe resistir, cuando le piden un beso enseguida ella contesta que sí. Chacarera, chacarera, chacarera de mi amor, si yo te pido una cosa no me contestes que no. Chacarera, chacarera no me hagas más sufrir todos duermen en tu cama, yo también quiero dormir. Chacarerita, chacarerita, Chacarerita me tenés loco; Chacarerita, chacarerita, Chacarerita, quiéreme un poco Chacarerita tan linda y graciosa. La china fiera J. Razzano y C. Gardel Dice que mi china es fiera y se parece al carpincho , que su voz es un relincho y su boca una tranquera, !y su boca una tranquera¡ Que es una prienda cualquiera del mismo valor que el toro que tiene al andar saber igual al de mi potranca que es brisaña y media manca yo sin embargo la quiero. Que sus ojos son candiles, ingrata, cuasi apagaos y andan como desertaos su pareja de cuadriles , !su pareja de cuadriles¡ Y que lo tocante más espuma da el puchero que tiene manchao el cuero que es guaseta y nariguda vieja bajita y tan panzuda. Yo sin embargo la quiero. Es una vieja chancleta, haragana y comadrona gacha siempre y pesadona lo mesmo que la carreta; !lo mesmo que la carreta¡ Que es una ? coqueta y su cabeza un caldero que es un loro barranquero que más sabe hacer milagros Que tiene cara de bagre; yo sin embargo la quiero. Dicen que por lo arrastrada se parece a la culebra y que de gusto se quiebra lo mesmo que marejada, !lo mesmo que marejada¡ Que es una china encerrada que es más fijona que el tero que suelta como el pampero la rienda de aflojo que sepa que muy canejo . Yo sin embargo la quiero. La Choyana R. Ruiz y A. H. Acuña Bailecito que me gusta, el baile la chacarera , para decirle a la niña jugando pero en de veras. Antenoche tuve un sueño que me hacé decía de risa soñé que te levantabas al alba para ir a misa. Dice que de susto muere aquel que visiones ve, de ver una lagartija no sé si me moriré Corre, corre chacarera no te aflija mi dolor mira que yo voy muriendo por la causa de tu amor. Las mujeres son el diablo sobrinas del gran demonio nosotros los varoncitos hijitos de San Antonio. Las mujeres son el diablo parientas del alacrán cuando ven a un hombre pobre alzan las cola y se van. La mujer que quiere a dos no es tonta si no entendida si una vela se le apaga la otra le queda encendida. Corre, corre chacarera así nomás ha de ser lo importante es tener gusto a la hora de parecer. La cieguita Keppler Lais y Ramuncho A pesar del mucho tiempo desde entonces transcurrido, aún mi pecho conmovido se recuerda con dolor de aquel día que, en paseo, vino a un banco una cieguita y a su lado una viejita que era su guía y su amor. Y observé que la chiquita de ojos grandes y vacíos escuchaba el griterío de otras nenas al saltar, y la oí que amargamente en un son que era de queja preguntábale a la vieja: ¿Por qué yo no he de jugar? Y a punto fijo no sé si el dolor que sentí fue escuchando la voz de la nena. O fue que cuando miré a su vieja advertí que lloraba en silencio su pena. ¡Ay, cieguita!, dije yo con gran pesar, ven conmigo, pobrecita, le di un beso y la cieguita tuvo ya con quien jugar. Y fue así que diariamente al llegar con su viejita me buscaba la cieguita con tantísimo interés. ¡Qué feliz era la pobre cuando junto a mi llegaba y con sus mimos lograba que jugásemos los tres!... Pero un día, bien me acuerdo, no fue más que la viejita que me dijo: La cieguita está a punto de expirar... Fui corriendo hasta su cuna, la cieguita se moría, y al morirse me decía: ¿Con quién vas ahora a jugar? Y a punto fijo no sé si el dolor que sentí fue escuchando el adiós de la nena. O fue que cuando miré a su vieja advertí que lloraba en silencio su pena. ¿Ay, cieguita!, yo no te podré olvidar; pues me acuerdo de mi hijita que también era cieguita y no podía jugar... La copa del olvido A. Vacarezza y E. Delfino ¡Mozo, traiga otra copa! y sírvase de algo el que quiera tomar, que ando muy solo y estoy muy triste desde que supe la cruel verdad. ¡Mozo, traiga otra copa! que anoche, juntos, los vi a los dos, quise vengarme, matarla quise, pero un impulso me sereno. Salí a la calle desconcertado, sin saber como hasta aquí llegue a preguntarle a los hombres sabios, a preguntarles que debo hacer. Olvide, amigo - dirán algunos, pero olvidarla no puede ser y si la mato, vivir sin ella, vivir sin ella nunca podré. ¡Mozo traiga otra copa! y sírvase de algo el que quiera tomar, quiero alegrarme con este vino pa ver si el vino me hace olvidar. En vano busco en otras mujeres dulces caricias para olvidar y recordando que no me quiere el sentimiento me hace llorar. ¡Mozo traiga otra copa! y sírvase de algo el que quiera tomar. La Cordobesa C. Tapia Esta es la zamba linda mi vida, Que cantan los cordobeses, Que cuando siente las niñas, mi vida, Siempre la piden dos veces. (Tarareando) China decime así, decime así, Te quiero a ti. (Bis) Preguntale al sacamuelas mi vida, Cuál es el mayor dolor. (Bis) Si al que le sacan la muela mi vida, O al que padece de amor. La criolla A. Le Pera y C. Gardel Vos sos la criolla más hermosa, la que ha dado a las pampas argentinas todo el fuego de su amor. Vos sos la criolla legendaria de un pasado. que ha dejado en nuestras almas un recuerdo alentador, Vos sos la luz, el sol, el aire suave, embriagador; vos sos el dulce trino que modula el ruiseñor. Yo soy un pobre peregrino sin consuelo que contempla marchitada para siempre su ilusión; el que canta eternamente bajo el cielo esperando que le pagues algún día su pasión. Vos sos la luz, el sol, el aire suave, embriagador; vos sos el dulce trino que modula el ruiseñor. Vos sos el alma de la raza que se estampa en las clásicas guitarras y en el dulce pericón; vos sos la criolla más hermosa de la pampa que ha llenado de esperanza mi doliente corazón. Vos sos la luz, el sol, el aire suave, embriagador; vos sos el dulce trino que modula el ruiseñor. Vos sos el alma de esta raza bendecida donde cantan los zorzales y gorjea al ruiseñor; vos sos la dulce serenata adormecida que al son de cien guitarras cantara un buen cantor. Vos sos la luz, el sol, el aire suave, embriagador; vos sos el dulce trino que modula el ruiseñor. La cumparsita (Si supieras) G. Matos Rodríguez, P. Contursi y E. P. Maroni Si supieras que aún dentro de mi alma conservo aquel cariño que tuve para ti...! Quién sabe, si supieras que nunca te he olvidado...! volviendo a tu pasado te acordarás de mí... Los amigos ya no vienen ni siquiera a visitarme; nadie quiere consolarme en mi aflicción; desde el día que te fuiste siento angustias en mi pecho; decí, percanta, qué has hecho de mi pobre corazón! Sin embargo yo siempre te recuerdo con el cariño santo que tuve para ti; y estás dentro de mi alma, pedazo de mi vida, en la ilusión querida que nunca olvidaré. Al cotorro abandonado ya ni el sol de la mañana asoma por la ventana, como cuando estabas vos... y aquel perrito compañero que por tu ausencia no comía al verme solo, el otro día, también me dejó. La cuyanita J. Luque Lobo y J. Maglio (Pacho) Cuyanita de San Juan me haces pensar cuando pasas sin mirar cruel y falaz. No me negues tu querer, linda mujer, Graciosa pebeta de San Juan. No me negues tu querer, no me digas, ay! que no, yo tu Pierrot he de ser y tú serás mi Ninón. Tuyo es mi amor y mi ser, tuyo mi leal corazón. Y tuya siempre ha de ser mi más honda pasión. Ay! Cuyana de San Juan. Decime, Porota, decime que si que yo mucha dicha de amor te daré que nunca tus ojos lloraran por mí Ay! Me basta tu querer, cuyana, de ojazos nimbados de sol de labios tan rojos como un arrebol de dulce sonrisa, de pálida tez. Cuyanita de San Juan. No puedo más con esta loca pasión, que siento acá. No me hagas más llorar, con tal dolor, divina pebeta de San Juan. La cuyanita C. Tapia Yo quisiera quererte, pero tú me has de olvidar. Para eso es mejor no verte; tu presencia has de pagar. La, ra, la, la, la, ra, la, la. La, ra, la, la, la, ra, la, la. La, ra, la, la, la, ra, la, la. La, ra, la, la, la, ra, la, la. Para eso es mejor no verte; tu presencia has de pagar. La distancia nos separa para un momento llegó no sea que terminara ese tiempo su dolor. La, ra, la, la, la, ra, la, la. La, ra, la, la, la, ra, la, la. No sea que terminara con el tiempo sin dolor. Y si la suerte quisiera, que te volviese a querer a la suerte le pidiera que te matase mujer. La, ra, la, la, la, ra, la, la. La, ra, la, la, la, ra, la, la. A la suerte le pidiera que te matase mujer. La divina dama E. Cadícamo y N. Shilkret Oye, divina dama, mi corazón, latir; oye, divina dama, las notas de mi sufrir. En la ventana florida de tu gracia angelical, dejo la rima perdida de mi altivo madrigal; eres tan dulce y tan bella y tan sentimental, que de mis versos robo una estrella y hago tu adorno triunfal. Oye, divina dama, mi corazón latir; oye, divina dama, las notas de mi sufrir. En mi lunario te sueña el sol querido de mi amor, y mi lirismo diseña un paisaje de dolor, y es que al pensar si dejaras de aceptar mi adoración, ¡qué triste el mundo sin tu sonrisa! ¡No mates mi corazón! La enmascarada F. García Jiménez y P. Bernardo Cuando quise, en la vida, confiado, sólo una vez, la mujer de mis sueños fue traidora después... Aquellas manos tan cálidas ocultaban el puñal que mató, cuando apenas germinó, mi fe sentimental. Hoy he encontrado a la impía en un baile, enmascarada; la delató su mirada y una farsa combiné. Fingí no reconocerla, fui galante y ocurrente, y luego, en palabra ardiente, honda pasión declaré. Al creer conquistada mi amorosa locura, de su triunfo segura su antifaz se sacó. Al mirarle los ojos recordé emocionado la traición del pasado y le dije con rencor... Para qué me has mostrado tu cara sin antifaz, si de hacerme tu esclavo no es tu cara capaz... En ella, risas o lágrimas, no dicen nunca verdad. Si sabré que tu imagen viva y fiel también es antifaz!... La entrerriana Gobbi Hermosa entrerriana de los ojos negros y de talle esbelto como la palmera. Son tus labios rojos, cual la flor de ceibo y como azabache es tu cabellera. Tú eres entrerriana la flor perfumada, la dorada imagen de viva expresión. Eres el encanto de la paisanada. Eres de Entre Ríos la veneración. Eres el encanto de la paisanada. Eres de Entre Ríos la veneración. Fuiste tu entrerriana la que libertaste a tu hermosa patria del aquel opresor. Fuiste tú entrerriana la que despojaste, de aquellas cadenas que eran el terror. Por eso el recuerdo de tu valentía vibra en mi vigüela y en mi corazón. Porque tú eres ninfa de la patria mía. Eres sol radiante de su pabellón. Porque tú eres ninfa de la patria mía. Eres sol radiante de su pabellón. Sol resplandeciente del suelo entrerriano, mujer adorada, Estrella del Sur. Criolla que venero con placer ufano, hada que encantaste mi pobre laúd. Por eso te canto, oh, criolla divina, entrerriana hermosa, mujer ideal. Gloria de Entre Ríos, patricia argentina, de las madres criollas más tradicional. Gloria de Entre Ríos, patricia argentina, de las madres criollas más tradicional. La Garçonieère F. Canaro y J. Caruso Vengan todos a oír esta milonga... la milonga de nuestra juventud. Vengan todos muchachos que yo invito, y diviértanse pues, a mi salud. Beban mucho, no importa que se gaste, tengo plata y la quiero derrochar, pues la vida es tan corta y es preciso alegrarla con tango y con champán... ¡Que no turbe nuestra fiesta, ni una pena ni un dolor! Y vivamos la alegría, en esta noche de amor, y con las copas bien llenas, acompáñenme a beber, dos cosas hay en la vida: el champán y la mujer. ¡Qué me importa si es falsa esta alegría! necesito mi alma emborrachar, y es por eso que amigos, esta noche, una orgía de amor les quiero dar ¡Apuremos de un sorbo nuestras vidas, que mañana muy tarde ya será! Pues la vida es tan frágil mis amigos, como es frágil la copa de champán. ¡Sigan muchachos la farra, no se cansen de bailar! ¡Tomen nomás cuanto quieran, que yo lo voy a pagar!! ¡Toda la plata que tengo en milongas gastaré, porque mañana quien sabe, quien sabe lo que seré!! La gayola A. Tagini y R. Tuegols No te asustes ni me huyas, no he venido pa' vengarme; si mañana, justamente, ya me voy pa' no volver... He venido a despedirme y el gustazo quiero darme de mirarte frente a frente y en tus ojos campanearme, silencioso, largamente, como me miraba ayer. He venido pa' que juntos recordemos el pasado como dos buenos amigos que hace rato no se ven, acordarme de aquel tiempo en que yo era un hombre honrado, y el cariño de mi vieja era un poncho que había echado sobre mi alma noble y buena contra el frío del desdén. Una noche, la huesuda me vistió el alma de duelo: a mi buena madrecita la llamó a su lado Dios; y en mis sueños parecía que la pobre, desde el cielo, me decía que eras buena, que confiara siempre en vos. Pero me jugaste sucio y, sediento de venganza, mi cuchillo, en un mal rato lo envainé en un corazón, y más tarde, ya sereno, muerta mi única esperanza, unas lágrimas rebeldes las sequé en un bodegón. Me encerraron muchos años en la sórdida gayola y una tarde me largaron pa' mi bien o pa' mi mal... fui vagando por las calles y rodé como una bola, pa' comer un plato'e sopa ¡cuántas veces hice cola! Las auroras me encontraron atorrando en un umbral. Hoy ya no me queda nada, ni un refugio, estoy tan pobre; solamente vine a verte pa' dejarte mi perdón. Te lo juro, estoy contento que la dicha a vos te sobre. Voy al campo a laburarla pa' juntar algunos cobres, pa' que no me falten flores cuando esté dentro' el cajón. La gloria del águila Nieto de Molina y Guillemat El rey del aire, tendió sus alas y fue radiando como el sol que al mundo baña, con la proeza de cuatro hispanos, que son un timbre más de gloria para España. Salió el Plus Ultra con raudo vuelo, mirando al cielo rumbo a la ciudad del Plata. El orbe entero se ha estremecido el entusiasmo en todas partes se desata. Desde Palos, el águila vuela y a Colón, con su gran carabela, nos recuerda con tal emoción la hazaña que agita todo el corazón. Franco y Durán, Ruiz de Alda, los geniales, los tres Con rada, son inmortales, los españoles van con razón cantando al ver al galardón de su nación. Y cantarán con todas las naciones entrelazando los corazones, y en tal clamor surge un tango argentino que dice a España, Madre Patria de mi amor. Cruzó Las Palmas y Porto Praia, glorioso llega en Fernando de Noronha, prosigue el vuelo y en Pernambuco ya con su raid al mundo da impresión más honda. En Río de Janeiro, Montevideo suenan campanas pregonando la victoria y en Buenos Aires, la hija querida, al fin se cubren ahí los valientes ya de gloria. Dos países en un noble lazo, con el alma se dan un abrazo. Es la madre que va a visitar los hijos que viven en otro hogar. Franco y Durán, Ruiz de Alda, los geniales, los tres con Rada, son inmortales, los españoles van con razón cantando al ver al galardón de su nación. Y cantarán con todas las naciones entrelazando los corazones, y en tal clamor surge un tango argentino que dice a España, Madre Patria de mi amor. La he visto con otro P. Contursi y A. Scatasso La he visto con otro pasearse del brazo. Mis ojos lloraban de pena y dolor. En cambio en su cara, sus negros ojazos reían contentos de dicha y amor. Recuerdo que en mis brazos llorando me decía, será pa' siempre tuya mi vida y mi pasión. Jugo con mis amores, la ingrata me fingía, dejándome enlutado mi pobre corazón. Hay noches que solo me quedo en el cuarto rogando a la virgen me la haga olvidar, y al verla con otro pasar por mi lado en vez de matarla me pongo a llorar. La hija de la japonesita De La Vega, de Maroni y R. Montés Una geisha del yosiwara sacerdotisa del dios Amor dice a todos que está maldita porque ha nacido de la traición, y aunque príncipe el padre fue, en el fango debe vivir, y la geisha huérfana y triste llora ante Buda, diciendo así: Buda, ya que sufrir me ves... Buda, protégeme, señor... Mira que la pobre musmé nacida en la orfandad se muere de dolor. Y la geisha jamás olvida la historia triste de una pasión que a la madre robó la vida, esclavizada por el amor; y llorando sin fe ni hogar, destrozando su corazón, por doquiera se oye el lamento triste y amargo de su canción: Buda, ya que sufrir me ves... Buda, protégeme, señor... Mira que la pobre musmé nacida en la orfandad se muere de dolor. Todo es calma en el yosiwara donde hizo nido el amor fatal... como sombra cruza la geisha, lleva en la mano fino puñal; su nirvana la hace morir, rasga el vientre sin compasión, y agoniza la princesita rogando a Buda con triste voz: Buda, ya que sufrir me ves... Buda, recíbeme, señor... Mira que la pobre musmé nacida en la orfandad se muere de dolor. ojala les guste, salud. crimella