Se festejaba la fiesta
de aquel pequeño poblado
cuando escapo de las rejas
el que mato a la Rosario
y a la cantia mas cerca
se fue a tomar unos tragos.
Fue la Rosario culpable
que no culpe al marido
porque la hayo aquella tarde
con el que fue un gran amigo
con su querido compadre
con su compadre querido.
Cuando salio bien borracho
se lo topo frente a frente
"mira que te ando buscando para acabar con tu suerte,
ya no me sigas rodeando, que ya me hueles a muerte"
Epale epale, para tus machos compadre, la ofensa tiene medida, yo nunca he sido cobarde, y se jugarme la vida, y ahorita voy a contarte verdades desconocidas... Veniste a quemar tus naves, por una causa perdida, y por si tu no lo sabes, Rosario, cuando salias, andaba por mil lugares con todos los que queria, a mi, ja, a mi me busco una tarde, y el resto, el resto no es culpa mia.
Cuando peleaban los giros
en la mitad del palenque
solo sonaron dos tiros,
y dos cayeron de muerte
los dos compadres queridos
jamas volvieron a verse.
"Sigan señores la fiesta"
les ordeno el comisario,
"no pararemos la apuesta,
solo por dos novenarios,
los que murieron no cuentan,
que suelten los otros gallos"
En ese pueblo sencillo
cumplen los aniversarios
de aquella fecha sin brillo
en que los dos adversarios
que siendo buenos amigos
murieron por la Rosario.
Writted by: Saul Rodolfo Zuñiga Bejar
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