Hay un lugar en lo profundo de mi ser, un rincón reservado en mi corazón, dulce hogar, gratas memorias difícil de olvidar; oh, hay cosas en esta vida que no puedo dejar.
Y yo te amaré Señor como en la senda antigua, y yo sé que nunca, yo nunca podré amarte de otra manera, Señor. Y aunque yo tuviera el privilegio de vivir cien años o más, yo te amaré Señor como en la senda antigua.
Padre Tiempo se envejece cada día más, sí Señor, y él me dice que yo he cambiado y tú también. Mientras el tiempo se termine en mi vida terrenal, oh, yo sé que mi amor por Cristo será igual.
Y yo te amaré Señor...
|