Qué fácil es hacerte Señor de los cielos, las montañas y el profundo mar, de las criaturas y de toda esta Tierra, pero qué difícil es hacerte Señor de mí.
Señor de todos mis días pasados, Señor de los porvenir. Señor, tú conoces los deseos de mi corazón, y es que tú seas Señor de mí.
Tú conoces mi vida, pues por ti fui creado, tú conoces mi debilidad, tú miras mi corazón y tú sabes mi anhelo, y es que tú seas Señor de mí.
Señor de todos mis días pasados, oh, Señor de los porvenir. Señor, tú conoces los deseos de mi corazón, y es que tú seas Señor de mí, y es que tú seas Señor de mí.
|