El gallo rompió la bruma entre los pinares, su canto fue trazadora en la madrugada, se alzó un vuelo de pocoyos trasnochadores, y los guises y zanates se tomaron los traspatios, las calles y los zaguanes de Matagalpa.
Hay una mano golpeando de puerta en puerta, es la patria que nos llama a la insurrección y en el umbral del Huanuca a boca?e jarro el paisaje desenvainó su coraje el septentrión.
Como la orquídea que surge entre los barrancos Presencio Rosales llama a la juventud y en sus cajitas de pino, los correos clandestinos van repartiendo puñitos de nueva luz.
En El Tule una viejita madrugadora aliña su burusquita para el fogón y apareció el guerrillero, lucero nistayolero inaugurando septiembre con su canción.
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