Soy más coqueto que goloso, y aunque nunca estoy quieto, más me parezco a un oso.
Oso por curvas y por plante, y aunque no quede elegante, más que fiera, soy mimoso.
En injusta lid lucho contra mis michelines, que en gastronomía me asedia y vence el antojo. Me es ajena la dieta, como a puta los maitines, y me atrinchero en la nevera, como puta por rastrojo.
No distingue esta guerra de primos o hermanos, la grasa se repliega, descansa y vuelve. Soy un oso que juega a ser un duende. Soy el oso que afinaba pianos...
|