La luna ha vuelto a entrar por mi ventana y le he curado las dentelladas de lobo de aquella fría noche cuando los gitanos no hallaban leña a la poca luz de las estrellas.
La luna ha vuelto a entrar por mi ventana con sus zapatos rotos de cristal. Hemos sangrado toda la noche junto a una estufa vieja, pasada la media noche de nuestra triturada juventud.
Las guitarras de los muertos las heredan los heridos.
La luna ha vuelto a entrar por mi ventana y he dormido con ella. No es tan blanca como crees, la luna es negra, y su sangre dulce como la de una princesa.
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