Soy el ruido de letreros de neón, el zumbido de cada uno de los tubos fluorescentes.
Soy hermano de los silos de plata que se esparcen a oriente y poniente de la Ruta 5.
Muy dentro de mí me cobija el calor de una última contradicción que nunca se apaga, que nunca se apaga, que nunca se apaga.
|