Cuatro cirios encendidos Hacen guardia a un ataúd. Y en él se encuentra tendido El cadáver de mi amor.
¡Ay, qué velorio tan frío! ¡Qué soledad y dolor! Sólo están los cuatro cirios, También de luto vestidos, Igual que mi corazón.
Como sombra vagarás Y será tu maldición Que nadie pueda quererte, Igual que te quise yo.
Y tendrás que responder Ante el tribunal de Dios. No se mata impunemente Y tú mataste mi amor.
A través de la montaña Voy cargando mi ataúd. Y regaré con mi llanto Una tumba y una cruz.
¡Ay, qué cortejo tan frío! ¡Qué soledad y dolor! Sólo están los cuatro cirios, También de luto vestidos, Llorando en mi corazón.
Como sombra vagarás Y será tu maldición Que nadie pueda quererte, Igual que te quise yo.
Y tendrás que responder Ante el tribunal de Dios. No se mata impunemente Y tú mataste mi amor.
No se mata impunemente Y tú mataste mi amor.
|