Traducción de la letra La Extraña Pareja (Live) Lichis de Ismael Serrano

Idioma Origen:

eran conocidos en las calles del barrio
conocidos en todos los bares y tabernas
él tan serio, tan alto, tan palido y delgado
ella morena fragil, tan graciosa y pequeña

él rondaba mas o menos los cincuenta
y ella debia tener no mas de veinticuatro.
Él daba clases, creo, en alguna academia,
y ella estudiaba, creo, un curso de italiano.

Bebian y se amaban, o eso parecia,
discutian a veces, a veces sonreian,
se besaban y odiaban, pero nadie es perfecto,
el amor es dificil y extraño en estos tiempos.

La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizas podamos escoger nuestra derrota.

El sol limpia las calles, la memoria,
feroces pasiones atenua.
Invéntate el final de cada historia,
que el amor es eterno mientras dura.

Él entró una noche en el bar de costumbre,
iba vestido todo de riguroso luto,
venia borracho y solo, traia el gesto serio,
y entre las manos una corona de difuntos.

Ella le habia dejado, nos explicó sereno,
y habia decidido considerarla muerta,
y brindar por su olvido y su descanso eterno,
y celebrar su entierro de taberna en taberna.

Asi que alla nos fuimos, y para qué contaros:
vasos vinos y risas, alguna vomitona,
abrazos de amistad, eterna aquella noche.
Requiescat y brindemos por ella y su memoria

La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizas podamos escoger nuestra derrota.

El sol limpia las calles, la memoria,
feroces pasiones atenua.
Invéntate el final de cada historia,
que el amor es eterno mientras dura

Al salir de El Almendro ya iba muy borracho,
se calló en el asfalto y me incliné a su lado.
Supe que estaba muriéndose de golpe,
dijo algo en mi oido, se deshizo en mis brazos.

Se lo llevó la ambulancia con su corona y todo,
y yo me fui a cumplir con su encargo maldito.
Llegué hasta el bar que él me habia indicado
y busqué a la muchacha entre el humo y el ruido.

Por fin la vi, bailaba muy despacio,
refugiada en el calido pecho de un muchacho.
Le conté y me escuchó, se abrazó a su pareja.
Yo no sé si lloró, no se veia apenas.

La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizas podamos escoger nuestra derrota.
El sol limpia las calles, la memoria,
feroces pasiones atenua.
Invéntate el final de cada historia,
que el amor es eterno mientras dura.
Idioma Destino:

eran conocidos en las calles del barrio
conocidos en todos los bares y tabernas
él tan serio, tan alto, tan palido y delgado
ella morena fragil, tan graciosa y pequeña

él rondaba mas o menos los cincuenta
y ella debia tener no mas de veinticuatro.
Él daba clases, creo, en alguna academia,
y ella estudiaba, creo, un curso de italiano.

Bebian y se amaban, o eso parecia,
discutian a veces, a veces sonreian,
se besaban y odiaban, pero nadie es perfecto,
el amor es dificil y extraño en estos tiempos.

La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizas podamos escoger nuestra derrota.

El sol limpia las calles, la memoria,
feroces pasiones atenua.
Invéntate el final de cada historia,
que el amor es eterno mientras dura.

Él entró una noche en el bar de costumbre,
iba vestido todo de riguroso luto,
venia borracho y solo, traia el gesto serio,
y entre las manos una corona de difuntos.

Ella le habia dejado, nos explicó sereno,
y habia decidido considerarla muerta,
y brindar por su olvido y su descanso eterno,
y celebrar su entierro de taberna en taberna.

Asi que alla nos fuimos, y para qué contaros:
vasos vinos y risas, alguna vomitona,
abrazos de amistad, eterna aquella noche.
Requiescat y brindemos por ella y su memoria

La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizas podamos escoger nuestra derrota.

El sol limpia las calles, la memoria,
feroces pasiones atenua.
Invéntate el final de cada historia,
que el amor es eterno mientras dura

Al salir de El Almendro ya iba muy borracho,
se calló en el asfalto y me incliné a su lado.
Supe que estaba muriéndose de golpe,
dijo algo en mi oido, se deshizo en mis brazos.

Se lo llevó la ambulancia con su corona y todo,
y yo me fui a cumplir con su encargo maldito.
Llegué hasta el bar que él me habia indicado
y busqué a la muchacha entre el humo y el ruido.

Por fin la vi, bailaba muy despacio,
refugiada en el calido pecho de un muchacho.
Le conté y me escuchó, se abrazó a su pareja.
Yo no sé si lloró, no se veia apenas.

La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizas podamos escoger nuestra derrota.
El sol limpia las calles, la memoria,
feroces pasiones atenua.
Invéntate el final de cada historia,
que el amor es eterno mientras dura.