Eran cien ovejas que había en el rebaño,
eran cien ovejas que un pastor cuidó,
pero una tarde, al contarlas todas,
le faltaba una, le faltaba una y triste lloró.
Esta misma historia vuelve a repetirse,
todavía hay ovejas que extraviadas van,
van por este mundo sin Dios, sin consuelo,
sin Dios, sin consuelo, van por este mundo
y sin su perdón.
Las noventa y nueve dejo en el aprisco
y por las montañas a buscarla fue,
la encontró gimiendo, temblando de frio,
la tomo en sus brazos, ungió sus heridas
y al redil volvió.
Yo era esa oveja que andaba perdida,
lejos de mi Cristo, lejos de Jesús,
pero un día el Maestro me tendió su mano,
me tomó en sus brazos, ungió mis heridas
y al redil volví.
Tomado de AlbumCancionYLetra.comLas noventa y nueve dejo en el aprisco
y por las montañas a buscarla fue,
la encontró gimiendo, temblando de frio,
la tomo en sus brazos, ungió sus heridas
y al redil volvió.